martes, 2 de febrero de 2016

PROBLEMAS DE NUESTRA ECONOMÍA

Los serios problemas que está experimentando la economía colombiana en términos del creciente desempleo, se ven agravados por el comportamiento desfavorable que el tipo de cambio ha venido presentando en las últimas semanas.

De persistir la tendencia actual no solo se perdería competitividad y probablemente empleos en el sector exportador, sino que los productores nacionales se verán sometidos a una fuerte competencia con la producción importada, que eventualmente podría desplazar a la producción nacional y, por esa vía, se acentuaría el problema del desempleo.

Si bien es cierto que la apreciación es muy fuerte, es importante destacar que no es un fenómeno exclusivo de nuestro país, ya que muchas monedas están experimentando este mismo fenómeno con respecto al dólar. No obstante, es preciso destacar que el peso colombiano es, actualmente, una de las monedas que más se ha fortalecido con respecto al dólar.

Dentro de las causas que permiten explicar este fenómeno a nivel mundial es importante destacar que ante la crisis financiera internacional la Reserva Federal (FED, por su sigla en inglés) de los Estados Unidos llevó a cabo una política monetaria que redujo de manera sustancial la tasa de interés y que hizo más atractivos los mercados emergentes, entre ellos el colombiano.

Con la reducción de la tasa de interés por parte de la FED se pretendía evitar la profundización de la crisis e incentivar el consumo y la inversión. Esto evitaría la profundización de la crisis y la posterior recuperación de la economía estadounidense y, por lo tanto, de la economía mundial.

Lo que ocurrió fue un proceso generalizado de apreciación de muchas monedas. Este fenómeno ha hecho que algunos analistas afirmen que de esa manera Estados Unidos exportó su crisis. Resumiendo, se podría afirmar que esos diferenciales de las tasas de interés entre Estados Unidos y Colombia fueron los primeros causantes de la revaluación del peso colombiano.

La culpa no es del Emisor
A lo largo de 2009 se observó una sostenida apreciación del peso con respecto al dólar, en un escenario de continua reducción de la tasa de interés por parte del Banco de la República, lo cual permite concluir que no sólo son los diferenciales de tasa de interés los que generan dicha apreciación.

Específicamente, la reducción de las tasa de interés, generaría menores incentivos a la entrada de dólares al país y, por esa vía, un aumento o por lo menos una estabilización del tipo de cambio. Pero nuevamente lo que se ha observado desde mediados de 2009 y que se ha acentuado en las últimas semanas, ha sido una permanente caída del dólar con respecto al peso.
La apreciación se ha vuelto persistente a pesar de la política monetaria adoptada por el Banco de la República durante todo el 2009 e incluso a pesar de las medidas recientemente adoptadas para evitar la caída de dólar.
De hecho podría afirmarse que el actual comportamiento del tipo de cambio en Colombia no se origina en la política monetaria adoptada por el Banco de la República en los dos últimos años. Todo lo contrario, con la política monetaria se ha buscado la manera de contrarrestar la tendencia revaluacionista.

El golpe de la política fiscal
Habiendo aclarado que la política monetaria no ha incidido de manera negativa en el comportamiento del tipo de cambio, es necesario fijar la atención en lo que se ha hecho en términos de política fiscal.

Es muy probable que sea la política fiscal adoptada por el actual gobierno la que permita explicar el comportamiento del tipo de cambio en el pasado reciente, en la actualidad y de mantenerse las medidas actuales, el comportamiento en el futuro inmediato.

Dentro de este conjunto de medidas, es importante destacar que las necesidades de financiamiento por parte del gobierno colombiano se han realizado con endeudamiento externo. Esto ha significado una entrada importante de dólares a la economía colombiana, hecho que se corrobora cuando se miran las cifras recientes deuda externa pública.

Es bueno precisar que algo similar ocurre cuando el gobierno se ha financiado internamente, pues se generan presiones al alza sobre las tasas de interés, generando incentivos a la entrada de capitales, acentuado de esta manera el fortalecimiento del peso con respecto al dólar.

Destrucción de empleos
La evidencia existente, así como los principales modelos teóricos básicos, sugieren que el actual proceso de apreciación es consecuencia de un déficit fiscal creciente, que independientemente de la fuente de financiamiento, sea externa o interna, genera un ingreso directo de dólares que acentúa el problema cambiario.

Es bueno aclarar que en un escenario recesivo como el actual no es prioritario -ni política ni económicamente- la reducción del déficit fiscal, sin embargo, lo que realmente preocupa es que ese exceso de gastos con respecto a los ingresos, no solo no esté generando mucho empleo, sino que lo esté destruyendo.

De hecho, lo que eventualmente se ganaría en producción y empleo por mayor gasto público, se pierde, y más que proporcionalmente, por la apreciación que genera el creciente nivel de gasto. Esta situación es el típico trade off que se da entre gasto público y sector externo en una economía pequeña con tipo de cambio flexible y que resulta insostenible siempre que se experimenten serios problemas fiscales, como el que afronta la economía colombiana.

El problema tiende a ser crítico si se considera que los ingresos del gobierno se han reducido de manera significativa como consecuencia de los menores recaudos tributarios en la actual situación de crisis.

La situación se agrava por la forma como el Gobierno hace política fiscal, específicamente, por las exenciones y los pactos de estabilidad tributaria con los grandes contribuyentes o el otorgamiento a dedo de las zonas francas, es decir, lo que en términos generales constituye la denominada confianza inversionista.

Más aún, medidas como la exención en el impuesto de renta a las empresas que adquieran bienes de capital, afecta no solo los recaudos, sino que destruye empleo, ante el encarecimiento relativo del trabajo con respecto al capital.

Por último, es bueno señalar que el reciente repunte de las exportaciones tradicionales, como consecuencia de los altos precios del petróleo, el carbón y el café, acentúa aún más el fenómeno revaluacionista e invita a tener una política fiscal acorde con la generación de empleo.

Igualmente, el desbordado gasto público genera un cambio en las expectativas de corto plazo, en la medida en que se espera que el dólar no va a ser escaso, lo que en un mercado altamente volátil como el cambiario, ha hecho que los agentes económicos decidieran realizar inversiones en otros activos y no en dólares. A eso obedece la recuperación de la Bolsa de Valores de Colombia, lo cual es paradójico en una época de recesión económica.

El país se encuentra entre los que más alcanzan crecimiento comercial, pero hay varios lunares que no le permiten mayor expansión.

 1. La política.
Los escándalos que se tejen en las altas esferas políticas del país son una de las principales amenazas para atraer inversión extranjera. Pese a que el crecimiento en este indicador ha aumentado en los últimos años, Colombia tiene un freno en lo que tiene que ver con el manejo de gobernabilidad y manejo político, esto ha llevado a que ocupe el puesto 19 entre los países con mayor riesgo político del hemisferio, según ‘Mapa de riesgo político mundial’, hecho por Marsh, una consultora de riesgos y seguros, citado por el diario La República.

1. La política.
Los escándalos que se tejen en las altas esferas políticas del país son una de las principales amenazas para atraer inversión extranjera. Pese a que el crecimiento en este indicador ha aumentado en los últimos años, Colombia tiene un freno en lo que tiene que ver con el manejo de gobernabilidad y manejo político, esto ha llevado a que ocupe el puesto 19 entre los países con mayor riesgo político del hemisferio, según ‘Mapa de riesgo político mundial’, hecho por Marsh, una consultora de riesgos y seguros, citado por el diario La República.

2. Terrorismo.
Entre 197 economías, el país el país está mejor posicionado que Argentina, Brasil y Venezuela, sin embargo el tema del terrorismo traducido en atentados, secuestros, y amenazas contra la población civil, entre otros, no permiten que Colombia pueda estar entre los países con mayores perspectivas de crecimiento, inclusive está por fuera de las 5 naciones que tendrán mayor expansión en 2014, según la revista The Economist.

3. Seguridad humana.
Los problemas de conflicto armado y terrorismo se dan especialmente en las zonas rurales del país, pero en los cascos urbanos persisten amenazas a la seguridad de los ciudadanos. Robos en sistemas de transporte masivos, atraco a mano armada y problemas de delincuencia común, entre los obstáculos para el desarrollo económico en las ciudades.

4. Crisis del agro.
El año pasado fue uno de los que marcó la historia del sector agricultor en el país. A través de movilizaciones el Gobierno fue cuestionado por la falta de apoyo a los pequeños y medianos productores, situación que llevó a que el Ejecutivo se comprometiera con la destinación de recursos y para ello extendió por un año más el desmonte del 4x1000, según el diario Portafolio.

La principal amenaza, en se sentido, para la economía colombiana tiene que ver con la sostenibilidad mediano y largo plazo en el sector y el aprovechamiento de los recursos naturales, pero con garantías de compensación ambiental. Pese a dicha amenaza, Bogotá –contrario a otras partes rurales el país– se encuentra entre las mejores ciudades para hacer negocios, entre otras cosas, por su trabajo en sostenibilidad ambiental, según un informe de la revista América Economía, citado por El Espectador.

5. Desigualdad social.
Este factor espanta a los inversionistas teniendo en cuenta que el país se encuentra en el tercer lugar en el listado de los países de América Latina más desiguales.
"Cuando hay desigualdad hay tensión social. La desigualdad es un monstruo de muchas cabezas. La desigualdad reduce las oportunidades, los recursos, el espacio, el consumo", aseguró en octubre pasado Eduardo López, director de Investigación y Monitoreo ONU Hábitat Nairobi, citado por ese mismo diario.

La violencia, la ausencia de una clase política responsable, la inexistencia del control público de la sociedad civil y la falta de educación serán los obstáculos que tendrá que resolver Colombia si quiere crecer a tasas del 8,0 y el 9,0 por ciento anual y disminuir los elevados índices de pobreza.

¿Cuáles han sido los dos grandes logros de la economía colombiana en los últimos 25 años? María Mercedes Cuéllar de Martínez: Uno de los principales logros es que se ha superado el alto grado de analfabetismo, porque se está facilitando el acceso de la población a este servicio básico. Sin embargo, todavía falta mucho por mejorar en materia de calidad de la educación.

Otro avance es que en el país se han logrado reducir las tasas de crecimiento de la población. También hay que destacar que Colombia en los últimos años no ha registrado tasas de crecimiento económico negativas, pese a la crisis de la deuda externa, el narcotráfico y la guerrilla.

Javier Fernández Riva: La forma prudente como el país manejó la crisis de la deuda fue un logro especial en comparación con lo que sucedió en el resto de América Latina. Si no se hubiera manejado bien la crisis de la deuda, la economía tendría serias dificultades.

En segundo lugar, el país ha logrado mantener un crecimiento económico sostenido, a pesar de todos los problemas que se han tenido que afrontar. Por eso a nivel internacional se asombran de ver que este país no se haya hundido.

Hay que destacar también que el mayor crecimiento de la economía ha permitido un mejor ingreso per capita, aunque ha ayudado el menor crecimiento demográfico.

Eduardo Lora: Se destaca la estabilidad económica que ha tenido el país en los últimos 25 años. Se han evitado los fuertes altibajos en casi todas las variables, especialmente en materia cambiaria, a pesar del fuerte ajuste que tuvo que hacer Roberto Junguito, como ministro de Hacienda, en 1984.
Creo además que fue un gran éxito disminuir la concentración del ingreso, que se debió en gran parte a la revolución educativa. A finales de los años sesenta teníamos uno de los niveles de concentración más altos del mundo.

En los setenta logramos avanzar, pero desafortunadamente el proceso se estancó.
Otro aspecto que merece un espacio destacado es la ausencia de populismo en las políticas económicas ya que los gobiernos nunca se han propuesto metas desbordadas.

Jorge Ospina Sardi: Creo que el logro más sobresaliente es la estabilidad macroeconómica, en especial el crecimiento económico sostenido que hemos tenido a lo largo de estos últimos años.
Cuáles creen que son las mayores amenazas para los próximos años? M.M. Cuéllar: Una amenaza es la caída en el ahorro, proceso que hay que revertir porque el país no puede seguir con esos niveles tan bajos. Ello implicará un freno en el crecimiento económico.

Otra amenaza es el manejo de las finanzas públicas. El país tiene que resolver si quiere seguir adelante con el proceso de descentralización, pero ello implica reducir el tamaño del Estado, ya que de lo contrario se puede producir un corto circuito por la duplicidad de gastos. Es inconcebible seguir como estamos, hay que escoger entre una cosa o la otra. Lo peor de los dos mundos es lo que está ocurriendo en estos momentos.

J. Fernández: La mayor amenaza es que no logremos dominar a la guerrilla, no sólo porque perjudicará el desarrollo económico sino porque vamos a quedar aislados de los demás países que pudieron hacerle frente a este flagelo. En Perú la acabaron y se disparó la economía.
Creo que hay un riesgo grande, una posibilidad de regresión económica. La situación política del país y el freno que presenta la economía podría llevar al país a un proteccionismo con el regreso de las licencias previas para importar.

Por esa situación veo nubarrones fuertes sobre la economía y podrían ser mayores si se llega a cristalizar la amenaza de una devaluación de golpe en Venezuela.
En el terreno fiscal me parece que el problema no es tan grave. Ese se resuelve cuando no hay plata. Si no hay, simplemente no se les gira a los municipios.
E. Lora: Las mayores amenazas están en aquellos temas en los que no somos conscientes. En cambio en temas como el gasto público, sobre el que el país tiene claridad, yo no me preocuparía tanto.

La descentralización es un reto y una amenaza porque hemos mantenido un alto gasto central y seguimos con grandes gastos a nivel local.
Otra amenaza que se puede convertir en una oportunidad, si la sabemos aprovechar, es la bonanza petrolera. Hay que replantear el tema de las regalías porque aunque el petróleo es un recurso de la Nación, el Estado prácticamente no va a disponer del manejo de esas partidas ya que los ingresos por ese concepto se girarán a las regiones. Otro de los grandes problemas es la falta de justicia. En Colombia no hay un aparato judicial competente.

A ello se suma que tenemos un país más corrupto que hace 25 años, problema que no se resuelve con más normas sino devolviéndole a la sociedad el control público.
J. Ospina: Primero quiero señalar que los principales errores de la política económica en el pasado estuvieron relacionados con la restricción de la inversión extranjera, los controles de cambios y de precios, las inversiones como la del Cerrejón y el gasto público exagerado.

Hacia el futuro veo una gran amenaza en la ineficiencia del sector público y el estancamiento que hemos tenido en la justicia, los servicios públicos y la educación, temas que siguen siendo críticos. Mientras que el sector privado se ha modernizado y se está tratando de adaptar a las nuevas circunstancias, no ocurre lo mismo con el Estado, que cada día es más grande, hecho que se refleja en su participación en el Producto Interno Bruto (PIB).
El país ha perdido mucho tiempo por falta de eficiencia estatal; la plata no rinde porque se malgasta, el Estado no ha evolucionado para enfrentar los nuevos problemas; hay intereses creados alrededor de la ineficiencia, un ejemplo de ello es el manejo del orden público, porque seguimos utilizando los mismos procedimientos de hace 20 años.

Cuáles son las oportunidades que le ven a la economía colombiana para comienzos del nuevo siglo? M.M. Cuéllar: Colombia no puede dejar pasar la oportunidad de hacer una reforma política de fondo ya que todos los demás problemas están vinculados con ese aspecto. En el país es muy difícil sacar en el Congreso un sistema judicial lógico porque hay muchos intereses particulares. La justicia en Colombia prácticamente está siendo dictada por delincuentes.

Por ello es necesario introducir grandes cambios en el aspecto político y hacer un sistema electoral que responda a los intereses de la Nación, pero para ello se requiere más voluntad política.
J. Fernández: Hablar de reforma política no me suena. Desde la Asamblea Constituyente se sabía que la Constitución quedaría peor que antes. Y si se vuelve a reformar, quedará peor.
Pero hay oportunidades. En primer lugar, si se ataca la subversión, se disparará el crecimiento de la economía. En segundo lugar, hay oportunidad de reducir el narcotráfico, que se vaya a otro lado. Hay que concentrarse en esos dos grandes problemas y una vez que se empiecen a resolver se liberarían recursos para otras actividades.

E. Lora: Hoy tenemos más que nunca la oportunidad dorada de reformar el sistema político colombiano. En medio del derrumbe de esta institución estamos más cerca de la solución porque la gente se está dando cuenta de que el sistema hizo crisis y que hay unos partidos que no pueden cambiar nada.
Por ello, es necesario imponer un esquema de oposición y definir todo lo relacionado con la financiación de los partidos políticos. En cambio, considero que las grandes oportunidades para bajar la inflación ya se perdieron. El próximo año vamos a tener más indexación si se hace un pacto social a medias.

J. Ospina: Tenemos la oportunidad de bajar la inflación porque están dadas las condiciones para ello: la economía está abierta, hay una junta del Banco de la República independiente a la que le ha faltado fijarse metas más ambiciosas. Además, no se ven factores de riesgo en el sector externo. Si la crisis política afecta los flujos de capital ello contribuirá a que se pueda reducir más la inflación.
Otra oportunidad que se está perdiendo es continuar impulsando los acuerdos comerciales de integración. Los países de Mercosur están acelerando estos procesos y nosotros nos estamos quedando.

Al sector petrolero también debemos dedicarle mayor atención porque se puede perder una valiosa oportunidad de progreso debido a que el sector no es competitivo para atraer la inversión extranjera.
Qué creen que es factible lograr en crecimiento económico, inflación, desempleo y disminución de la pobreza? M.M. Cuéllar: El país no puede seguir fijando metas de inflación a un año, eso es medio ridículo. Se deben fijar objetivos de mayor plazo, por ejemplo, a cinco años. Yo sí creo que la inflación puede estar por debajo del 10 por ciento antes del año 2000.

Hay que poner a crecer la economía colombiana al 8,0 por ciento, pero para ello se necesita coordinación en las políticas. Mientras el país crezca, disminuya el desempleo y aumenten los salarios, en términos reales, disminuirá el nivel de pobreza.
J. Fernández: Todos los pronósticos sobre el crecimiento del PIB para finales del siglo son más o menos los mismos del pasado. Pero no es razonable crecer al 4,5 por ciento con todo lo que se ha invertido. Perú y Chile han crecido mucho.

La economía no va a crecer más del 5,0 por ciento. Es más, temo que estemos a punto de entrar en una estanflación en los próximos años (estancamiento con inflación). En este momento es claro que el gobierno está paralizado, que la inversión se va a desplomar, que las cifras de desempleo son impredecibles, que la construcción se está cayendo y que la guerra contra los narcos ha frenado el crecimiento de muchos servicios.

En materia de inflación, a menos que nos demos otra vez la pela (una pela cambiaria), nos quedaremos patinando.

El manejo de los salarios en los próximos años no será fácil. Pero en la lucha contra la disminución de la pobreza hay una tendencia a bajar, aunque se podría lograr más en ese campo si se disminuye más el crecimiento de la población. Incluso con un crecimiento de 5,0 por ciento anual, sostenido, se puede seguir reduciendo la pobreza.

E. Lora: El impacto de la inversión sobre el crecimiento no es muy grande porque tenemos restricción en capital humano e infraestructura. El crecimiento no se puede dar solo con la variable inversión en capital físico. Resultará muy difícil lograr que el crecimiento del país supere el 4,5 o 5,0 por ciento anual, bajo las actuales circunstancias.

Además, creo que las oportunidades de bajar la inflación a menos del 10 por ciento ya se perdieron.
J. Ospina: No están dadas las condiciones para crecer a más del 5,0 por ciento.